La desigualdad de género es un problema en el Perú, cuyas consecuencias afectan principalmente a las mujeres y a personas LGTBI. Su causa principal es la fuerte corriente machista que existe en el país y cuenta con la aceptación pública en diversas zonas del país. El machismo es la creencia que considera a la mujer inferior al hombre. Cabe resaltar que esta corriente es transmitida en los colegios, familias y otros medios más que hacen que sea difícil de erradicar. Si bien existen numerosos grupos que se oponen al machismo, su presencia sigue en la sociedad mediante diferentes formas: una de ellas es la discriminación de género.
La discriminación a la mujer es una forma de violencia y puede ser de distintas formas: física, laboral, familiar, sexual, publicidad, emocional, etcétera. Estas formas de violencia evitan que pueda tener igual de oportunidades que los hombres y están presentes en la vida cotidiana. Por ello, la discriminación hacia la mujer afecta su desarrollo y oportunidades.
El trabajo es uno de los medios en los que se presenta la discriminación a la mujer; en consecuencia, tienen pocas oportunidades laborales. Un ejemplo de ello es que tienen un salario menor al de los hombres. La diferencia salarial puede variar dependiendo de la zona, educación, y si es trabajo informal o no. Según María José Gómez, directora de la Fundación Forge Perú, la brecha de ingresos entre hombres y mujeres puede ser de 29% a 40% aunque hayan recibido la misma educación. Esta diferencia incrementa cinco veces más en el rango de edades de 50 a 59 años (RPP 2018). No obstante, esta discriminación también afecta sus oportunidades de tener cargos altos porque se les considera incapaces, también conocido como “el techo de cristal”. Si tienen éxito se considera que tuvo suerte, y si fracasa, que no era capaz para el cargo (Àngels 2016).
Otro medio donde existe discriminación hacia la mujer es la publicidad y medios de comunicación. Esta es mayormente sexista y fomenta los estereotipos. En una entrevista realizada por el periódico “La opinión Coruña" a la psicóloga Concepción Rodríguez dice que los anuncios colocan a la mujer en roles idealizados, como de ama de casa, sexo débil, etcétera. Un ejemplo de ello son los juguetes para niñas que están relacionadas a la maternidad y a la cocina. Así se marcan diferencias entre los hombres y mujeres, y asignando roles mediante los juegos. Otro ejemplo son los colores utilizados para promocionar productos, donde el rosado es para mujeres y el azul para hombres (laopinioncoruña; 2017).
En conclusión, la discriminación a la mujer se encuentra en diversos ámbitos como el trabajo, la publicidad, etc. Esto evita que puedan tener mejores oportunidades y se perpetúan los estereotipos sexistas. De esta manera, las mujeres no pueden desarrollarse de la misma manera que los hombres.
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